Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de Políticas Públicas.
La Inteligencia Artificial puede transformar radicalmente nuestro mundo y su inmersión en la innovación de distintas industrias sólo prueba su ascendente potencial.
Estos son dos ejemplos paradigmáticos:
El uso de proteínas sintéticas podría mejorar la producción de biocombustibles al aumentar la eficiencia de los procesos de fotosíntesis de los cultivos. En lugar de alterar las proteínas existentes, ahora se crean nuevas proteínas con modelos de IA adaptados a la tarea específica. Además de producir biocombustibles, las proteínas modificadas genéticamente también pueden ofrecer nuevas formas de combatir enfermedades, mejorar la productividad agrícola y probar medicamentos.
Otro ejemplo. Si bien los avances en matemáticas puras pueden tardar décadas en materializarse, mediante la colaboración para integrar la IA como socia en la investigación, el ritmo de los descubrimientos en matemáticas puras podría acelerarse sustancialmente. Esto también permitiría a la IA mejorar sus capacidades matemáticas, lo que en última instancia daría lugar a un sistema de IA mucho más sólido.
Debe considerarse que durante la mayor parte de la historia de la humanidad, el bienestar y la prosperidad económica de las personas mejoraron poco de una generación a la siguiente.
Hasta principios del siglo XIX, por ejemplo, el PIB per cápita permaneció estancado, pero desde entonces, se ha multiplicado por más de 14. La salud humana sigue una trayectoria similar, mejora significativamente solo en las últimas generaciones.
Dichos avances están impulsados en gran medida por los descubrimientos científicos, pero la innovación se vuelve cada vez más difícil y costosa. Este desarrollo plantea un desafío significativo para el progreso continuo, lo que podría impulsar significativamente la IA.
Sin embargo, la aplicación de la IA podría mejorar la productividad de investigación y desarrollo (I+D), lo que impulsaría el crecimiento económico y ayudaría a resolver algunos de los desafíos más complejos del mundo.
La IA tiene una capacidad única para procesar grandes volúmenes de datos, identificar patrones ocultos y generar soluciones adaptativas. Aquí algunos ejemplos concretos:
Salud pública: Diagnóstico temprano, tratamientos personalizados, predicción de brotes.
Cambio climático: Modelado climático, detección de deforestación, optimización energética.
Educación: Aprendizaje personalizado, traducción automática, accesibilidad para personas con discapacidad.
Justicia social: Análisis de sesgos en políticas públicas, monitoreo de derechos humanos.
Gobernanza: Mejora en la toma de decisiones mediante simulaciones y predicciones.
Y un largo y promisorio etcétera.
			        				        		
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