Por Matías Pascal
La trampa a la que llevaron ayer al ministro presidente de la Corte, Hugo Aguilar, en la UNAM, tiene autora material, pero también autora intelectual y por lo tanto responsables. La primera es Sonia Venegas Álvarez, la directora de la Facultad de Derecho que encabezó el evento en que varios alumnos y otros que no lo pero tampoco son profesores, como el secretario particular de ella, un tal Axel Peralta, cuestionaron, reclamaron con agresividad y hasta exigieron la renuncia al ministro Aguilar, como si se tratara de una sesión en la Cámara de Diputados o de una asamblea sindical, y no de un evento académico.
Sonia Venegas es, pues, la autora material, pero desde que ella es directora, en la Facultad de Derecho no pasa absolutamente nada importante si no es ordenado y palomeado por Patricia Dávila, la secretaria general de la UNAM que también es jefa política de la directora de Derecho.
El asunto es realmente grave y sin duda amerita la intervención del rector Leonardo Lomelí, pues mientras él acudía a Palacio Nacional a un evento de rectores con la presidenta Claudia Sheinbaum, su secretaria general usaba el campus y a su empleada en la Facultad de Derecho, para agredir al presidente de la Corte y así abrirle un nuevo frente a la UNAM con la 4T.
¿Cuántas señales más de traición necesitará el rector Lomelí para entender que, desde dentro, le están tendiendo la cama?
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