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Invertir en agua descentralizada: una vía real para la sostenibilidad hídrica

AbastoNews 2 días ago

 

  • Invertir en agua ya no es una utopía: modelos como Water-as-a-Service abren la puerta a rendimientos previsibles, impacto tangible y oportunidades de arbitraje únicas.
  • Empresas y ciudadanos pueden formar parte de una solución crítica: generar una nueva fuente de agua reutilizable con tecnologías limpias y modelos accesibles.

En medio de la crisis hídrica más severa de las últimas décadas, México enfrenta un dilema urgente: más del 50% de sus aguas residuales industriales y el 57% de las municipales no se tratan ni reutilizan. Mientras tanto, regiones estratégicas para el desarrollo económico como Monterrey, Ciudad Juárez y Querétaro enfrentan desabasto hídrico, comprometiendo su futuro.

Ante esta realidad, surgen modelos innovadores como Water-as-a-Service, que permiten instalar plantas móviles o sistemas modulares de tratamiento en los mismos puntos de generación como fábricas, centros logísticos y parques industriales, para convertir aguas residuales en agua limpia, sin necesidad de grandes obras públicas.

«El modelo descentralizado acerca la solución al problema, reduce emisiones por transporte, evita fugas y democratiza el acceso al agua limpia», afirma Juan Pablo Rivero, CEO de Hydrous, empresa pionera en este tipo de soluciones en México.

Un modelo probado: el paralelo con la energía solar 

Así como los paneles solares descentralizados revolucionaron la generación eléctrica al acercar la infraestructura al usuario final, el modelo Water-as-a-Service hace lo mismo con el tratamiento de agua. En lugar de depender de grandes plantas estatales, las empresas pueden instalar módulos propios con costos predecibles y retornos constantes.

Bajo este esquema, Hydrous opera como proveedora de agua: se firma un contrato a mediano o largo plazo, donde el cliente se compromete a comprar un volumen mínimo de agua tratada. La empresa instala un sistema modular para convertir agua residual en agua con la calidad requerida, y se encarga de la operación y mantenimiento, lo que reduce la carga técnica y financiera para el cliente.

Y los márgenes así lo indican, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO, 2023), el precio del agua para la industria muestra grandes diferencias entre estados. Por ejemplo, en San Luis Potosí llega hasta $741.30 por metro cúbico, seguido por Baja California ($597.87) y la Ciudad de México ($534.07). En contraste, Tlaxcala tiene tarifas de $18.00 y Morelos de tan solo

$0.09 por metro cúbico. Estas diferencias sugieren una red de distribución fragmentada y la viabilidad de producir agua reutilizable a costos competitivos.

Una inversión con impacto económico, social y ambiental

Este modelo no solo representa una opción financiera, sino una vía para cumplir objetivos de sostenibilidad. Cada metro cúbico tratado localmente evita la extracción de nuevas fuentes y reduce la presión sobre acuíferos sobreexplotados. Las plantas generan agua para riego, enfriamiento o incluso procesos industriales, disminuyendo el uso de agua de fuente primaria o pipas con huella ambiental elevada.

En experiencias previas, como las implementadas por Hydrous en proyectos petroleros en Estados Unidos, el tratamiento descentralizado ha permitido reciclar agua congénita y devolverla al proceso industrial, recuperando hasta el 99.8% de los hidrocarburos presentes. Este tipo de soluciones genera no solo eficiencia hídrica, sino también valor económico tangible a partir de residuos, reforzando el potencial de escalabilidad del modelo.

Además, el enfoque descentralizado permite:

  • Evitar inversiones gubernamentales multimillonarias en infraestructura
  • Reducir el uso de plásticos de un solo uso y emisiones por transporte de
  • Aumentar la resiliencia hídrica de comunidades y empresas ante el cambio climático.

Tecnología y acción local: el nuevo paradigma

Inspirado en el modelo solar descentralizado, este esquema busca escalar rápidamente mediante alianzas público-privadas, incentivos fiscales y participación ciudadana.

Este esquema recuerda al éxito de la energía solar distribuida: generación local, menor huella ambiental y escalabilidad modular. En el caso del agua, además de reducir emisiones por transporte, se combate la desigualdad en el acceso hídrico. Hoy, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO, 2023), una empresa en San Luis Potosí puede pagar hasta 8,237 veces más por cada metro cúbico que una ubicada en Morelos. Esta disparidad extrema refleja una red hídrica fragmentada. El tratamiento descentralizado permite igualar las condiciones de acceso, ofreciendo agua de calidad a precios sostenibles y predecibles.

«Invertir en agua tratada localmente es más que una estrategia: es un acto de corresponsabilidad ambiental. Y hoy, gracias a la tecnología, es posible hacerlo de forma rentable y escalable», concluye Rivero.

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