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LOS JUNIORS DEL ROCK MEXICANO EN ECATEPEC: UNA NUEVA GENERACIÓN QUE ALZA LA VOZ POR SUS PADRES, POR SU BARRIO Y POR LA HISTORIA DEL ROCK URBANO

AbastoNews 10 horas ago

La historia del rock urbano mexicano está a punto de escribir un capítulo inédito, cargado de símbolo, de memoria y de pulsión callejera. Este domingo 22 de junio, a partir del mediodía, el Centro Cívico de Ecatepec se convertirá en el altar sonoro donde una generación nacida entre acordes, cables y camisetas negras alzará su voz para rendir homenaje, pero también para proclamarse heredera legítima de un legado que no muere: se transforma. En la antesala de este acto de fe sonora, los denominados Juniors de los Jefes del Rock Mexicano ofrecieron una rueda de prensa en el Be Boops lugar emblemático del rock que fue más una ceremonia íntima de palabras y emociones, un manifiesto entre generaciones que se reconocen en la misma trinchera: la del barrio, la resistencia y la canción.

“Esto no es un show más. Es el inicio de algo que llevamos en la sangre y en el corazón”, expresó con una mezcla de determinación y nostalgia Tony Lira, hijo del icónico Antonio Lira, voz insigne de Liran’Roll. “Mi jefe me enseñó que el rock urbano no solo se canta, se vive, se sufre, se goza y se defiende. Hoy lo estamos haciendo con respeto, pero también con la fuerza de nuestra generación”. Sus palabras resonaron como un eco que conecta pasado y presente, un puente de cuerdas y acordes que no quiere romperse.

Se dejó claro que estos jóvenes no vienen a robarle luz a los nombres de sus padres. Vienen a encender sus propias antorchas, a abrir brecha desde el mismo polvo, con la mirada al frente y la historia como raíz. Moy Álvarez, hijo de Luis Álvarez “El Haragán”, lo dijo con voz firme: “Nos toca continuar el camino, pero también reinventarlo. Venimos del barrio, sí, pero traemos nuevas ideas, nuevas formas de hacer música, y eso no choca con la esencia: la fortalece. Lo que nos une es el amor por este movimiento que nuestros padres fundaron con sudor y guitarra”.

Uno de los momentos que desgarró la atmósfera fue protagonizado por Óscar Lerma, hijo de David Lerma “Guadaña”, quien con el rostro tocado por la emoción, anunció que ya trabaja en la creación de su propio grupo para honrar la estirpe Bostik. “A mi papá lo recuerdan por su estilo, su entrega, su voz inconfundible… Pero también por su generosidad con la banda, con la gente. Quiero honrarlo con canciones nuevas, con energía y con ese espíritu rebelde que él me inculcó desde morro”. No hubo quien no sintiera que en esas palabras estaba latiendo la esencia misma del homenaje que se rendirá este domingo. Porque Guadaña no solo fue un frontman: fue un símbolo. Y esta jornada será su canto póstumo, multiplicado en nuevas gargantas.

En ese mismo tono cargado de verdad, habló Roberto Reséndiz, hijo de Dr. Watson de Interpuesto. “Esta escena está viva porque la gente la sostiene. Porque los barrios siguen cantando lo que los medios no quieren contar. Yo crecí entre riffs, cables y desveladas. Hoy puedo decir que no solo soy el hijo de un grande, también soy un músico que está aquí para aportar y para honrar lo que se nos ha heredado”. Sus palabras no fueron discurso, sino promesa: los legados no se heredan para guardarlos, sino para hacerlos explotar en nuevas formas.

Tony Lira volvió a tomar la palabra con esa mezcla de fuego joven y sabiduría de linaje: “No venimos a reemplazar a nadie. Venimos a demostrar que el rock urbano no se quedó en los 90, que no es nostalgia, que también es presente y futuro. Los Juniors somos hijos del rock, pero también somos padres de un nuevo ciclo que apenas empieza”. Y ese “apenas empieza” sonó como declaración de guerra y de amor, como grito de los que saben que el escenario no es privilegio: es deber.

Fue entonces que Chucho Tex, único integrante original y activo de Tex Tex, tomó el micrófono y el aire pareció detenerse por un instante. “A mí me llena de orgullo ver a estos chavos levantando la voz con respeto, pero también con estilo propio. No son copias, no son imitadores. Son artistas con alma, con calle, con corazón. Y eso no se hereda: se nace con ello”. En su voz resonaba no solo la experiencia, sino la alegría de ver que lo que comenzó como grito de rebeldía, hoy florece en nuevos acentos, nuevas pieles, nuevos rostros que no olvidan de dónde vienen.

El concierto, más allá de lo sonoro, será un acto de memoria viviente. Con la presencia de Montanna Band —herederos del eterno Charlie Monttana—, Luzbel con el hijo de Arturo Huízar, y bandas como Sam Sam, Toma II, Karátula, Tristeza Urbana, La Otra Cara de México, el domingo será una ceremonia de luces, guitarras, cicatrices y abrazos musicales entre generaciones. Cada canción será una piedra lanzada al cielo para que los ausentes la vean. Cada riff, una manera de decir: estamos aquí, seguimos cantando, seguimos luchando.

Y allá en Ecatepec, donde el asfalto ha sido escenario y escuela, las nuevas voces —llamadas Juniors por etiqueta y por destino— demostrarán que el rock urbano no muere: se transforma en legado, en grito, en promesa. Porque cuando la sangre vibra al ritmo del barrio, el rock no se extingue: se multiplica. Y este 22 de junio en el Centro Cívico, el apellido se hará canto, el recuerdo se hará acorde, y el futuro se vestirá de convicciones eternas.

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