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Reyes de la Calle encenderá la Ex Fábrica de Harina con arte, basquetbol, música y cultura urbana

AbastoNews 10 horas ago

En la vasta geografía de concreto que es la Ciudad de México, hay latidos que no provienen de los autos ni del tránsito incesante, sino del ritmo vibrante de la calle, del eco de un balón golpeando el asfalto, del rasgueo de una aguja sobre la piel, del scratch del vinilo y del grito jubiloso de quienes saben que en la cultura urbana no hay límites, solo expresión. En este latido colectivo se inscribe “Reyes de la Calle”, un festival que marcará un antes y un después en la historia del arte urbano en México, y que tomará por asalto la Ex Fábrica de Harina los días 6 y 7 de septiembre de 2025.

Este no es un evento más, ni pretende serlo. Es una afirmación, un manifiesto que brota del pavimento. Organizado por Scratch Producciones y Jesús Sotelo —el mismo visionario detrás de ExpoTattooarte, la mayor exposición de tatuajes de todo el continente— “Reyes de la Calle” promete encender las fibras más auténticas del movimiento urbano, dándole forma y alma a un fin de semana donde la calle no se observa desde la ventana: se vive, se respira, se juega y se grita con orgullo.

Más que un festival, “Reyes de la Calle” es una declaración de principios. Aquí convergen la música, el deporte, el tatuaje, el streetwear, el arte gráfico, el baile y la hermandad que solo se cultiva entre quienes han aprendido a hacer del barrio un universo lleno de dignidad, creatividad y resistencia. En este encuentro no hay jerarquías, sólo pasión, y se busca, ante todo, honrar esa experiencia vital que crece entre grafitis, aros de básquet, beats callejeros y marcas de zapatillas desgastadas de tanto soñar despiertos.

El corazón palpitante del evento será sin duda el torneo callejero de streetball, donde tríos de jugadores pondrán a prueba su destreza y temple. No es un simple campeonato, sino una búsqueda: encontrar a los verdaderos Kings de la Calle, esos que dominan el balón con la misma destreza con la que sobreviven la vida diaria en las canchas de Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Azcapotzalco o Neza. Se trata de visibilizar el talento que brota de los barrios y ligas populares, darle voz al juego que nunca se detiene y que tantas veces ha sido ignorado por las grandes vitrinas del deporte.

Pero el balón no es el único protagonista. En paralelo, un universo entero de cultura se desplegará como un mural vivo. Habrá música en vivo, con artistas que han sabido traducir en versos las luchas, amores y derrotas de la calle; batallas de tatuadores que elevarán la tinta a la categoría de arte de confrontación; y una galería abierta donde las zapatillas intervenidas, los lienzos grafiteados y los cuerpos tatuados se erigirán como emblemas de identidad y estilo. La pasarela de streetwear no será solo moda, sino una afirmación de pertenencia, una manera de decir “aquí estoy” desde el outfit hasta la actitud.

En el marco de este festival, se proyecta además un esfuerzo por cimentar las bases de una generación futura de artistas del tatuaje con visión profesional. Por ello, se estará promoviendo activamente la labor de la Escuela Mexicana para Tatuadores (EMT), una institución única en su tipo en todo el país, cuyo objetivo es formar verdaderos artistas del tatuaje, no meros ejecutores de tinta. En la EMT, cuyo sitio oficial es https://escuelamexicanaparatatuadores.com/, se busca dotar a los alumnos de herramientas técnicas sólidas, conocimiento artístico y una visión profesional integral que les permita salir con la confianza y la seguridad necesarias para ejercer con calidad, ética y creatividad. No se trata solo de tatuar, sino de comprender el arte desde sus cimientos, de conocer sus estilos, cuidar su higiene, dominar sus procesos y contar con una red de apoyo que les acompañe en sus primeras agujas. Los planes de estudio incluyen además seminarios especializados y clases con expertos que, más allá de la técnica, transmiten visión, escuela y comunidad.

Así, “Reyes de la Calle” se convierte también en plataforma de formación y descubrimiento, un semillero donde las nuevas generaciones de artistas del tatuaje pueden conectar, inspirarse y comenzar su camino profesional con cimientos firmes y propósito claro.

El asfalto será testigo también de clases abiertas, performances, DJs, talleres y exhibiciones, todo hilado por la consigna que sostiene a esta comunidad: el respeto mutuo. “Reyes de la Calle” no se construye sobre la vanidad ni la competencia vacía, sino sobre la unidad, el reconocimiento al otro y la certeza de que todos caben en la escena cuando el alma es auténtica. Las reglas del juego son claras: quien irrespeta, se va. Porque el torneo, como el arte, como la vida en el barrio, exige códigos y honor.

La Ex Fábrica de Harina, con sus muros colosales que han sido testigos del paso del tiempo y ahora vibran con nuevas historias, será el escenario perfecto. Un espacio industrial transformado en templo urbano donde cada rincón invitará a crear, bailar, tatuar, compartir, convivir. Allí, el pasado de las máquinas dará paso al futuro del arte de calle. Esos dos días, cada rostro, cada zapatilla customizada, cada drop de twerk, cada acorde de hip-hop serán parte de una sola narrativa que se escribe a ras del suelo.

La ciudad necesita estos espacios. No por moda, sino por justicia cultural. Porque mientras algunos siguen buscando ídolos de cartón, la calle tiene sus propios reyes, y están listos para coronarse. Y porque en un país donde la cultura popular a menudo es relegada a los márgenes, festivales como este se convierten en trincheras de visibilidad, alegría, resistencia y creatividad.

“Reyes de la Calle” es la respuesta a una generación que no pide permiso para existir, sino que se planta con sneakers bien puestos y actitud de barrio. Es el rugido colectivo de quienes saben que el arte no necesita de museos para ser legítimo, que el deporte no requiere estadios para ser sublime y que la calle no es un lugar de paso, sino un escenario de vida.

Los días 6 y 7 de septiembre de 2025, la Ciudad de México vivirá una fiesta sin filtros, sin etiquetas y sin fronteras. Una fiesta donde todos están invitados a ser parte. Porque la calle, cuando se celebra, se vuelve catedral. Y en esa catedral de concreto, los reyes ya están llegando.

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